reacción absolutista

LA REACCIÓN ABSOLUTISTA: LA DÉCADA OMINOSA (1823-1833) 

Fernando VII inició una etapa de representación que los liberales llamaron ominosa, es decir, 
despreciable. La mayor parte de las personalidades que habían participado en el gobierno
liberal fueron perseguidos y tuvieron que exiliarse. Hubo numerosas ejecuciones, como la del
propio Rafael del riego otros destacados cabecillas como José María Torrijos o Mariana
Pineda. El tribunal de la inquisición no fue restaurado crearon los llamados tribunales de fe.

Éstos se encargaron de proteger los valores de la absolutismo Cerraron periódicos y 
universidades; se restableció la censura.

A pesar de la voluntad del rey de recuperar el absolutismo, la situación del Estado era insostenible y requería medidas administrativas modernizadoras. Fernando VII tuvo que reformar la hacienda. El resultado fue una fórmula cercana al reformismo de los ilustrados no fue del agrado de los liberales ni de los defensores de la absolutismo más radical, los llamados realistas o apostólicos. La oposición liberal continúa activa en sociedades secretas clandestinas y los sectores más exaltados organizaron intentos de pronunciamientos. 

Por otra parte, los realistas no aprobaron la reformas administrativas y siguieron actuando a través de la guerrilla. Contaban con la ayuda de la iglesia y de los campesinos de algunas zonas rurales de Cataluña, País Vasco, Navarra, Aragón y Valencia.